Silent Scream
For whatever tomorrow brings.
miércoles, 17 de abril de 2024
viernes, 5 de abril de 2024
Just a little bit longer.
Me enamoré de ti cuando y donde menos lo esperaba, con la certeza de quien visita un lugar muy conocido después del fluir tranquilo del tiempo y descubre que aún sabe recorrer sus calles y reconocer sus cuestas.
Recibí tu beso como quien experimenta las esperadas primeras gotas de una tormenta de verano, con alivio e ilusión por lo desconocido, aunque lo haya vivido cien veces.
Te acogí dentro de mí al igual que un hogar recibe la primera visita de una pareja enamorada, floreciendo en cada rincón de mi cuerpo, echando raíces con un amor que se derrama abundante y denso dentro de mí.
Por eso sé que compartiremos desayunos, cama, sueños, esperanza y vida. Con el apetito de dos niños que crecen juntos. Sé que te daré el sí con la calma de haber encontrado mi hogar, en un mundo que por fin gira en la dirección correcta.
miércoles, 3 de abril de 2024
¿Qué narices estoy esperando?
Todo parece ir bien, pero algo me falta en esta espera incierta de vida, de risa, de chispa. El interludio entre una soledad mordiente y otra es lo que dibuja un brochazo en los días que se suceden en vertiginosa sucesión en medio de una vorágine cíclica de pena, más pena y vuelta a empezar. ¿Qué me espera al otro lado? ¿Dónde está ese final que espero? ¿Qué sentido tiene la vida?
lunes, 18 de marzo de 2024
Naturaleza encendida.
En un jardín donde la luz de una luna creciente quedaba totalmente eclipsada por una marea de focos coloridos y humo artificial, todo parecía un poco irreal. La música hacía ecos inesperados, creando la ilusión de silencios densos donde en realidad abundaba la gente y el barullo.
La compañía-lapa adosada me cohibió, y este hecho me permitió una cierta introspección, una suerte de análisis de escenas casi novelescas e irreales.
Frente a mí, la sombra de una pareja se recortaba contra un foco de haces anaranjados, cálidos como la luz dorada del atardecer en invierno. Él la abrazaba cerca de sí mientras plantaba un sólido beso en su boca riente; ella estaba arrebolada, los ojos escondidos en la telaraña de arruguitas de sus pómulos, irradiando felicidad. Ese revestimiento de alegría y dulzura parecía hacer magia con su apariencia total y absolutamente anodina. De pronto olí los azahares provenientes de las calles de la ciudad primaveral, extramuros.
¡Ah! Qué entrega, qué espontaneidad, qué dulzura.